Ante su incapacidad para dejarla de amar, decidió entregarle el corazón mismo.
Le entregó su corazón tal y como un verdugo le regalaría su hacha a su amada castigada a muerte. Le entregó su corazón para intentar liberarla por el mismo amor que le tenía.
Le entregó su corazón, pero sin nunca perder la esperanza de que cualquier día ella regresaría a devolvérselo para permitirle sentir de nuevo el amor que no murió ni moriría.
MANIZALES. SEPTIEMBRE. 2007
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